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DEDICATORIA Á- MARIA «SANTISIMA PASTORA DE LAS ÁLMAS. Siftona Emperatriz de los Cielos, y tierra: Paraiso de las delicias de Dios: Hermosura principe de las manos om- nipotentes:; Gloria del Líbano: Alivio, consuelo: y 'reme- dio de las ovejas que el Pastor eterno ha colocado en esta su amada montaña: Madre de Dios y refugio de los mor- tales afligidos en el dulcísimo, ternísimio y amabilísimo tl- tulo de Pastora de las Almas: Agraciadísima y poderosisima Señora. Si. el Varon ejemplar que forma el: objeto de esta pe- queña obra, hubiera consagrado sus dias en obsequio de esas divinidades de barro que tanto imponen á-16s des- dichados mortales con la arrogancia de su poder efiimero, el escritor de sus proezas tendriasque presentar sus escri tos ante sus aras, perfumados con el incienso de la lisonja adulacion;-mas no siendo de este carácter el héroe cu- ya vida dibujo, no quiero dirigir mis votos 4 personages de la tierra. El os sirvió con toda su alma : él tuvo tanta ansia por estender la gloria de vuestros cultos, cuanta cl conquistador soberbio por la de sus conquistas y orgullosas empresas: Ll predicó vuestras alabanzas, y sostuvo vues- tro títalo amable de Pastora con indecible celo por el lara go espacio de treiota y seis años. El ha llenado la España de esos Rosarios humildes sí, mas cargados de innumera- bles indulgeneias, con los cuales como con otras tantas Ca- denas ha querido aprisionar todos los corazones para ha- cerlos vuestros cautivos. Vos Je inspirasteis cuanto bueno hizo y practicó. Sus penitencias, sus austeridades, sus afa- nes por el bien de sus prógimos, y aquella caridad arden- tísima que al fin vino á concluir con su salud, y á mino- 1

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