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28 nadas sean largas y la distancia de un estremo á otro del pais, no se le permite estando sano ningun recurso ni de carruage, Ó bestia que lo conduzca, ni de dine. ros con que se socorra: si-enferma tiene que sufrir el grueso y áspero sayal sobre sus Carnes, aunque le de- vore una fiebre maligna, aunque se le pudra con “la- gas su cuerpo todo: si descansa, es sobre una tarima, sin sábanas, sin colchon, siempre vestido de su saco aun- que el ardor del estío lo sofoque: su comida muy fru- gal, sus ayunos duran gran parte del año; sus conven- tos son estrechos, sus celdas tan pequeñas, que .apenas sale el aire vital por la respiracion, cuando vuelve otra vez á entrarse dentro: todo entre los Capuchinos es se- veridad, todo rigor, todo está en una contradiccion ma- nifiesta con la comodidad y el descanso. ¿Como es pos sible pues, que en una Religion de: tanta severidad, en un lugar tan desierto de todo hamano socorro, ha- lle descanso el príncipe de las tinieblas: entrará sí, por- que los Capuehinos son hombres, pero será de paso, y nada mas: ambulat per loca arida, quarens requiem. et non invenit, tune dicih revertar in domum meam unde exivi. (1) A esta soledad, á este asilo del rigor y de la peni- tencia faé adonde se acogió D. Joaquin Caravallo y Wera tocado del dedo de Dios. Aquí fué donde fijó su mansion, huyendo de la vida mundana; y huyó tan- to, que se ausentó del “trato de los suyos y los perdió de vista, como la piedra que se hunde en-los hondos abismos, 6 como la nave que se vá á pique. Aqui de- jó de ser lo que habia sido, y se convirtió tan en otro que ni aun podía reputarse por el mismo; ni aspecto ni figura le quedó de su antigua lozanía: aquí se abra- zó desnudo, con el desnudo Crucificado : aquí empren- dió una vida tan penitente, que solo un espíritu tan embriagado en el fervor como el suyo la podía abrazase Vamos á ver ahora acciones tam corpulentas, que en su 41) Muth. 12. "v. 44:

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