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ro . fas por asuntos de su comercio, y hoy sentado entre los Doctores ocupando enmedio de «ellos un lugar de ho- nor y de gloria. ¿En que vendrán 4 terminar tan bris llantes principios? CApITULO 10. Júra de Ntro. Católico Monarca el Sr. D. Carlos IV: fies- tas y regocijos públicos de Sevilla. El alma de D. Joaquin $2 electriza, se adorna y hace un papel brillante » en esta ocasion. Si hay alguna cosa que justifique los regocijos públicos, nna de ellas es el plausible ,motivo de obsequiar á nues- tros augustos Soberanos, aplaudirlos y celebrar con: ex- traordinario placer su instalacion al Trono. Esta ha. si- do la costumbre de todas las naciones. Siempre que un Monarca ha subido «al Sólio, sus fieles vasallos: han Hex gado á sus pies'á prestarles el debido homenage, y el rei: ño todo ha resonado:con los! gritos del placer. La sa- grada Escritura nos dice y refiere las aclamaciones del Pue- blo fiel en las alegres ocasiones, en que alguno de la Tribu escogida por el Señor: era ungido Rey. Allf se refieren sus vivas; alllestán: demarcadas:las demostraciones de gozo y de fidelidad. (1)¿ Y que cosa.mas justa? ¿Hay un don yenido de la mano del Altísimo para la felicidad pública, despues de el de la religion santa, que un buen Rey? El es un representante del Altísimo, ywaunque abusara de «su dignidad, debia siempre“ ser respetado por esta consideracion. La exaltacion de un Monarca religioso, es tambien la exaltacion de la Iglesia. ¡Que motivos tan justos de alegria no tiene. un Pueblo fiel para bendecir al Altísimo cuando sublíma al trono per» sonages marcados con el:caracter augusto de la creen- cia mas pura y sacrosanta ! Cuando esta' se sienta debajo del dosel, y se corona ocupando el-corazon del Príncipe; florece en su república la justicia,.se protege la inocencia y la probidad, y el Evangelio triunfa de todos susenernigos: J (1) Tn Jib, Reg. passim.
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