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35 | | | tro Orizonte,- sus rayos son dulces, alegres y tan pla- centeros que la naturaleza toda parece como que se rie al recibirlos. El mundo se viste de gala, los prados, las flores, las avecillas tienen en esta ocasion un no se que de alegria que no se advierte cuando el Sol ha su. bido' á la cumbre de su marcha luminosa: pues á esé modo debemos considerar la vida de un Justo; Justorum semita quasi lux splendens. Sus primeros rayos son co- mo la' aurora de aquellos grandes hechos, de aquel manantial de luz, de aquellos tórrentes de fuego que des- pues han de derramar sobre el mundo moral. Cuañdo aparecen en el Orizonte de la vida pública, la primera luz que despiden de sí, son sus modales apacibles: su caracter lleno de amabilidad, st: genio tratable; que acómpañado to- do de una suave moderación, de una modestia alagieña, face que su trato sea tan ameno á los ojos de los mor- tales, como los de la aurora á toda la naturaleza. En el alma del Justo, y en sú' santa conversación hay lo que en el Sol cuando se acerca 'á 'nosotrós, entonces: seve el gracioso rocio que platéa y cubre de hermosura 4 las yerbecillas; pero hay todavia: algo de la noche, no tenien- do el aire toda la plenitud de la claridad y del res- plandor, sino «solo úna luz moderada, y* gustosas lo mismo en el Justo : no se ven-én sti trato grandés ri gores, terribles maceraciones, acciones herdiéas de caridad, sino solo una amabilidad; ún “trató cariñoso que lleva tras de sí los corazones. Quizás es esto lo que decia Salomon de sí mismo cuando afirmaba, “era un Jó- ven ingenioso, y' que le habia tocadoen' suerte una vale ma buena (1). Siendo: estas cualidades con que la mano del Señor lo habia condecorado; como la aurora de aque- lla grande sabiduria con que “después brilló, y que el Espíritu Santo compara 4 *lás arenas que estan 4 las Orillas de los mares (2). S/ Pablo “habla de sus prime- ros “años y dice que cuando-era niño se portaba comó' n (1) Sep: 5. 19. (2) -3. Reg. 4. 29

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