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e3 sidad de dar: una noticia circunstanciada de ellos, dete- niéndome especialmente en- las de. siv Sra, Madre. (1) D. Juan Hipólito era” ya «bien adelantado en edad cuando casó con la Sra: Dofía Teresa; mas aunque des- iguales en esta parte, eran muy conformes en los senti- mientos de Religion, en la piedad, enla nobleza, y en la cari- dad con los pobres, que se dejaba ver de un modo nada co- mun en ambos consortes. Aunque resplandecian en todas las virtudes, esta sobresalia entre todas. Ellos hacian el me- jor uso en honor de Dios, y* alivio-de: los necesitados de los muchos bienes de fortuna, «con que-el Cielo los ha- bia enriquecido. Aunque fueron pocos los años de esta union por ha- ber fallecido el D. Juan Hipólito, no decayó el fer- vor dé estas virtúdes en: la casa de Caravallo, porque le eran á la jóven Viuda Doña Teresa como connatu- rales y hereditarias. La compasion de las désdichas agenas habia nacido con ella y sacado del vientre de su' Madre. Muy lejos de pensar en segundas nupcias, 4: que (segun: la opinion comun) parecia que debian inclinarla su; tierna edad , su fisico agraciado sobrema- nera, y “sus muchos bienes de fortuna, vivió segun el modelo que dá S. Pablo á las Viudas ( 2 ). Esta Seño- ra en lugar de su difunto Esposo, no. puso su atencion en otro que en solo: Dios: quelo era de su alma pu- ra. Ella descansaba en los brazos paternales de su bon- dad y Providencia, y todo su conato era atraer. sobre su casa las bendiciones y misericordias de aquel Señor, que es llamado en las Santas Escrituras el Padre de los huérfanos, y el Juez de: las Viudas (3). Su recato podia servir de modelo á todas las de su clase; la honestidad quese observaba en su porte y trato era el mas ejemplar. Una de las mayores complacencias de Doña Teresa, y rales tesuyod Gn CANISOUeroniá Ciento SABCTEN Y eo odoMi pOlcambo Dlblras d'on lares me que se me ha entregado, digno por sus circunstancias de toda recomendacion, (0) 1. ad Tim.<. 5. -(3) Psalm. 67.

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