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30 y próximo peligro. Se equivocó ciertamente sinémbargo de su gran sabiduría: en aquella misma mañana fue me- nester administrarle la Sta. Extrema Uncion. El que:esi eribe estas cosas se la administró por su mano, y fue testigo de su devocion' y ternura. Estaba el Venerable en- fermo fuera de la' cama, y sentado: entra ell Sacerdote con la Uncion Sagrada; al rededor de la puerta estaban los Religiosos dispuestos á comenzar los Salmos peniten= ciales: se le dice al V. Padre si quiere «recibir este Sas eramento , y él suplica humildemente que se detenganum poco mientras se preparaba. El P. Pr. Gabriel: de : Mon- tilla estaba á su lado; con él se habia Confesado-la tar- de antes para recibir á su Magestad ; dice quiére: otra. vez reconciliarse; mas que nada hallaba en su conciencias: el P. Montilla le dice que: bastaba: el que hiciese: un :ac». to de contricion: en efecto asi lo hace, :se lama: al: inte rior, se queda unos momentos con los ojos cerrados , en seguida los abre, mira al Cielo; y! hace un acto de cón- tricion tan fervoroso, y con tales: golpes de pecho que edificó 4 todos. Recibe sentado la Sta. Extrema Uncion con tal tranquilidad de espíritu, y tal llamamiento á las cosas: de: Dios, que no parecia estar tan grave; él no estaba ni recostado, ni caida la cabeza; ni con ninguno de aquellos:aparatos esteriores que trae la próxima muer- te. Cuando todo esto pasaba, ya se habia cubierto: todo su cuerpo de una amarillez ó hictericia estraña y creci- dísima ; sele puso:todo el cuerpo cual si estuviese :cu- bierto de bayeta pajiza,'ó pintado con' azafran. Téngase presente que esta enfermedad: misma, aunque no. tan: gra- duada, le atacó dos d tres veces hallándose en América, y ahóra al terminar sus dias vuelye otra Vez :á «ápare- cer. Precisamenté este humor le dominaba, causándole en su vida. bastante quebranto, y motivos repétidos de sufrimiento. Se estravasó ó desencadenó en los. últimos instantes; y. apareció. con' todo'st» horror3 quizás contri-: hniria no.poco á la rapidez de su muerte. |