BCCPAM000531-2-35000000000000

É5 tinto órden. 4.cual.mas asombroso seguñ el impulso 6ins- piracion del Espíritu Santo, no son fáciles á dejarse des- lumbrar. Mas cuando observaron la vida pasmosa del V..P, Salvador, formaron tal opinion de su virtud, que era la admiracion aun delos mas provectos, y lo propo- nian por modelo de observancia á los jóvenes que venian del siglo. Siempre fue tenido en opion de Varon ejemplar: aun cuando tomó otro rumbo distinto de aquel que lle- vamos los demas Capuchinos, como se le veia tan santa» mente empleado, y advertian todos que no aflojaba en un ápice el rigor de su penitentísima vida, lo consideraban como un prodigio de'la gracia, y no se oponian abierta- mente. ásus procedimientos. Los seglares lo miraban como un Angel bajado del Cielo para alivio: y consuelo de los mortales: Su compostura se llevaba las atenciones aun de los mas distraidos. Cuando iba la Cómunidad forma- da en procesion que nos presentábamos á la vista de to- dos los que nos quisiesen censurar y observar, no se oian mas que espresiones de elogio del V. P. Salvador: iban otros Religiosos edificando con. su modestia y porte pe- nitente; iba.todo un Noviciado que no puede mirarse sin edificacion, y aunque toda la Comunidad era atendida de los que la observaban, mas el que se llevaba todas las atenciones de la gran poblacion de Sevilla era el V.. Padre. Cuando se acercaba se decian las gentes unos á: otros aquel que viene allí, aquel es el P. Verita; como si dije- sen aquel es el Santo, aquel es el Varon de Dios, aquel el que nos edifica con su continuos ejemplos, y nos ena- mora Con sus virtudes. Aquel rostro macilento, aquellos ojos inclinados sin afectacion hácia la tierra, aquel hábito tan pobre, viejo y remendado, aquellos pies descalzos, ó lo que es lo mismo con unas sandalias miserables, lo hacian un objeto de edificacion pública, como tantas yeces he- mos repetido. Todos querian tener el consuelo de besarle la mano y recibir de él algun Rosario 4 dádiva piadosa; los en- cc po 3,