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22 las mugeres, los niños, dejaban sus casas y se olvidaban hasta del preciso alimento por irse detras de él. Millares le seguian en su predicacion embelesados: de su dulzura, Este mismo atractivo aunque no tan poderoso lo ha co. municado siempre á todos sus escogidos y siervos cuando ha querido que brillen y sean la luz de los pueblos. (1) De >. Pedro sabemos que ansiaban hasta por su sombra, euando no les era posible besar sus mismos vestidos. No hay cosa mas generalmente observada que este séquito de la virtud. Los Santos sufren mucho en estas ocasiones, y su humildad se vé harto mortificada con la devócion de los pueblos que llega á tocar en imprudencia, como lo vimos en el V. P. Fr. Diego José de Cádiz, que no sabia donde meterse para que las gentes lo dejaran. Este aplau- so y este concepto de Santidad acompañaba tambien al Y. P. Fr. Salvador. No le cereabar tantos como áN. P, Cádiz, porque no tenia tan preciosas y “raras cualidades esteriores, como aquel insigne Misionero, ó porque estaba siempre, ó casi siempre endonde todos lo veian, asi co- mo aquel no tenia tantos compromisos en Ronda, porque alli á todas horas lo podian ver si querian consolarse con su presencia, Adonde quiera que iba el V. P. Salvador allá iban tambien los respetos y la veneracion de todo el mundo, Podia decir como el Santo Rey David: (2) soy á la ma- nera de un gran portento ó prodigio estraordinario ú la vista de muchos, como un fenómeno de la gracia del Se- ñor, ó como uno delos singularísimos ejemplos de virtud que de cuando en cuando hace la diestra Omnipotente brillar entre las tinieblas del mundo; asi era mirado este varon Justo, aun por los mismos Religiosos. Estos acos- tumbrados á ver todos los dias en sus obscuros claustros hombres estraordinarios que escondiéndose alli descubren preciosos dones de la gracia, girando tada cual por dis- (1Y Nota. Todos han Sido perseguidos y calumniados incluso Jesucristo y los Apóstoles, mas la laz. quedespiden sus hechos los hace confesar su virgud hasta á los implos. (2) Salm. 70, 7.

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