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19 ra conocer la voluntad del Señor, la sagrada Comunion fue para él un pan no solo de vida por los aumentos de gracias que le confirió, sino tambien de entendimien- to por las luces que derramó sobre su alma dispuesta ya con la penitencia para que conociese la vanidad del si- glo, y las dulzuras de la vida Religiosa. Cuando ya Ca- puchino oraba ante el Santísimo Sacramento, y pasaba las largas noches en este ejercicio angélico, con tanta de- yocion que enternecia, y admiraba á cuantos fijaban en él su atencion. Sus delicias y sus recreos era orar ante el Santísimo Sacramento. Tenia muy, grande afecto á la celebracion de la Sta. Misa: cuando el Señor le ofreció el mal de los flatos, como estos tomaron tanto aumento, que llegó á darle el ataque de los vértigos hasta en la misma Misa, pensaron los Prelados privarlo del ejercicio de este santo Ministerio. Á veces caia sobre el suelo re- vestido como estaba, y era muy espuesto acaeciese algu- na irreverencia al Augusto Sacramento. Apenas llegó á sus 0idos que iban 4 privarlo de decir Misa, cuando un pesar amarguísimo llegó á penetrar su corazon. ,,Me mue- To si me quitan la Santa Misa (decia consternado y lle- ¿mo de afliccion.) Yo no tengo-mas consuelo en el mun- a» do que este; vaya V. Paternidad (decia á un P. Com- ,»Pañero suyo), vaya por Dios y háblele al Prelado, y dí- ¿gale que haga de mi lo que quiera, pero que por amor «¡de Dios me dé el consuelo de celebrar.“ Fue tal su pena, que los Prelados por no contristarlo mas le dejaron seguir como antes; pero con la cautela de que siempre se la ayudase un Religioso de la Comunidad ; fueron pocos los ataques que al cabo del año sufria mientras la Misa; él los tiene todos apuntados, y el año que mas fueron seis ó siete; por lo comun le asaltó este mal en otras ocasio- nes. Esta fue la razon para condescender con sus súpli- cas, sinembargo dé que alguna otra vez que le habia sucedido el accidente, habia sidó con mucha publicidad, A oir misa le tenia particular amor; cuando en los años