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habian sacado en las'almas, y radicar la piedad en los corazones? úna de las cosas que hicieron fue colocar en ciertos sitios públicos unas Cruces y la Imagen de nuestro dulcísimo Redentor Jesucristo. Se suscita despues una se- dicion de esas que son tan comunes en los que siguen los principios descabellados de los nuevos filósofos, y lo pri- mero que hicieron los alborotadorés fue (lo que hacen siempre) atropellar é insultar la Religion Santa que los admitió tan cariñosamente en su seno, Arrastraron por los suelos las cruces que habian erigidos los Misioneros; Mevaron la Sacrosanta Imagen del Redentor por las ta- bernas, é hicieron otras tropelías y sacrilegióos semejantes ó peores. Antes que el V. P. Salvador leyese esto en' la Gaceta ó papeles públicos (pues los leia para imponerse del giro que llevaban las cosas públicas del Estado y de la Religion), se lo contaron al Padre y fue tal y tan gran- de su afliccion 'y 'su sentimiento que el religioso que se lo contó afirma que el hierro ó sello de la muerte se le ha- bia impreso en su cara: vivió solo para la gloria y uti. lidad de las almas. ¿Qué mucho es que este celo le hi. ciese morir, penetrado: de sentimiento al ver profanado su nombre Santísimo, y ultrajada la Magestad de la Re- ligion? Ello es que desde este hecho se le observó peor y en mas mal estado su quebrantada salud. CAPITULO 11. Su tierno amor á María Santísima, y cuánto hizo por estender su culto y devucion. Yo no estraño que los Santos todos hayan sido tierna y afectuosísimamente devotos de María Santísima. Por- que ¿quien es el: que no ama la hermosura encantadora, la: gracia deliciósa, “la dulce amabilidad; el poder y las riquezas reunidas en tuna Emperatriz toda cariñosa, to- da afabilidad para cuantos se valen de su misericordia? ¿Quien es el miserable que no respira con la esperanza que le presenta aquel corazon tan generoso ? María San- tísima está adornada de cuantos atractivos pueden dul» 2