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r Señor, miéntras “no llegó este caso nada fue capaz de alterar su dulce afabilidad. Despues lo azotaron, lo aho. fetearon, lo burlaron ,-y no desplegó sus labios; mas cuando se trata del honor de su celestial Padre, enton. ces no .es un Gordero que:se deja desollar;:es sí un Leon que hace estremecer con la veemencia de sus rugidos, El V. P. Salvador podia decir lo mismo que se dijo en aquella ocasion de Jesucristo. ..El celo de la casa de Dios me ha devorado las entrañas.“ Y para que' se advierta cuan de Dios, y cuan dictada por- el espíritu del Señor fue esta accion no hay mas que poner los ojos en los efectos que produjo. Cualquiera otro que hú- biese asi acometido á un oficial de graduacion, y mucho mas en aquellos tiempos, y por el motivo qué era “se hu- biera espuesto á un quebranto tal, que pudiera muy bién haberle costado la vida. ¿Quien era el Sistermático que sufria, no digo un golpe ó garrotazo, pero ni la menor espresion de un Fraile, sin hacerle esperimentar en el mismo momento su: enojo conh sable en mano, d de 'otro modo? Pues:todo lo contrario sucedió en esta Ocasióh. El militar “se queda sorprendido: respeta la persona de este Fineés, d de este Elías, y no abre sus labios contra él. Aun los constitucionales lo miraban con respeto; Es muy digno de atencion'el que'en las desgracia- das épocas pasadas, en que las plumas y las lenguas pa- rece que no tenian otra cosa en que emplearse, sino en desacreditar el Altar y el Trono, y en infamary ca- lumniar á los Sagrados Ministros, especialmente Religio- Sos; nadie puso su lengua nisu pluma cóntra el Y. P. Fr. Salvador, siendo asi que 4'“todós'era notorio su mo- do de pensar contrario totalmente á cuanto decian, es- cribian y pretendian establecer. Enmedio de todo aquel desorden y desenfrenada licencia 'el V. P.- Salvador pre- dicaba, entraba, salia, andaba pór la Ciudad -4 todas horas del dia y dé la noche, y no húbo “una ' sola per- sona que sospechase nunca, ni hablase mal de él. Esto es