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48 a este Varon venerable podrá muy bien dar testimonio de la verdad que voy á decir. Su éaracter era pacífico humilde, “inmutable en cualquiera compromiso en que se le quisiese poner. Para el P. Salvador todo era'bueno; ni jamas se resentia por ninguna injuria; de modo que pa» recia que no tenia pasiones como las tienen todos los hi. jos de Adan. Cuantos lo conocieron pueden: testificarslo cierto y' constante de esta: conducta tan observada, y tan generalmente advertida y admirada. Un hombre pues tan humilde y tan sufrido como el P, Salvador se atre. vió 4 hacer una de las acciones” mas arrojadas que se pueden hallar en las vidas de 1los' Santos; El: celo: es: rá pido en sus progresos, y cuando aparece, es propio desu caracter nada temer y arrojarse á todo. Ya sabemós con cuanto temor se vivia en los tiempos del «sistema cons- titucional, y que cuando habia (delante. alguno. exalta- do en su favor, nadie'se atrevía: ¿ochistar, temiendo: los resultados funestos de que ellos dieron “tantas pruebas, Aunque se denigrase la 'autoridad de los Papas; la so- beranía de los Reyes, la santidad de muestra disciplina Eclesiástica, y aunque se profiriesen palabras atrevidas, que llegabán'casi-4 ser blasfémias, nadie se atrevia á con. tradecir; todos enmudecian, y: ellos con tono «cada vez mas insolente y descarado continuaban en sus locuras y ridículas necedades. ¡O que daños tan incalculables han hecho estas conversaciones en nuestros dias! Ignorante el que hablaba, sin sabér cmas que “cuatro desatinos de «los incrédulos; é ignorante“ el que escuchaba, sin 'estar bien cimentado en la Religion, resultaba de estas conversacio- nes que'el error triunfaba,:y la Fé cada vez iba «per- diendo mas terreno en este suelo desgraciado: Fin DEL QUINTO CUADERNO.
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