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ai A e o 16 España, los introdujo en la «Corte y en el Palacio de nuestros Reyes, y los estendió hasta fuera del Reino. Lo verán correr infatigable tras del Moro para conyer- tirlo y catequizarlo, tras del Protestante para reducir- lo al gremio de la Iglesia, y tras del Católico distrai. do para reducirlo al camino de la salvacion. Verán que son innumerables los afligidos que consoló, los enfermos que confesó y los pecadores de todas clases que por ca- minos estraordinarios redujo á los brazos de su Dios. Verán que haciendo tanto y trabajando sin cesar se humillaba hasta el polvo. ¿Quien no ha de señtir-en su interior el toque poderoso de la gracia que lo exci- ta y llama á penitencia cuando vea divulgada aquí la imagen espresiva de su rigorosa maceración? ¿Cual. se- rá el yoluptuoso que no se estremecerá cuañdo adviera ta en el Padre Salvador tanto como hizo “por castigar su carne inocente y pura, hasta sacrificar su salud del modo lastimoso con que todos vimos que llegó á per- derla? ¿Cual será el amador de la. vanidad, del Tujo y: de la desenvoltura á. quien no llame la atencion el desprecio que de sí mismo hizo, su voluntaria pobreza y su continuo abatimiento? ¿Por ventura cabe en es. to aquel capricho ó fanatismo religioso con que se quie- ren afear Jas acciones mas santas? ¿Quien por sentimien- tos.tan viles y rateros, obra heroismos,tamaútiles:yotan perfectos? Por otra parte él mo era.insensible, su cuer- po no era una roca ó un-bronce contra quien se pu- diera enfurecer impunemente? ¿No estaba vestido de la misma carne y sangre, que esos ídolos del mundo, que están dedicados á la molicie y adorno de. sus ecuer- pos, y que hacen gala de su amor á la vanidad? ¿No profesaba el mismo Evangelio que los demas? ¿No as- piraba al mismo fin y con la esperanza de la misma recompensa que los otros? Por ventura su carne. sa. erificada á los duros golpes de la. penitencia era acaso menos sensible, ó mas criminal que la de esos Cristia-

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