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15 dé, y muy pocos saben el precioso tesoro de virtudes que encerraba bajo su humilde aspecto. Todos. veian en él un Sacerdote irrepreensible, un ejemplar Capuchi- no, que llamaba la atencion del Público por lo pobre y desaliñado de su trage, por aquel semblante humil- de, penitente y mortificado. Todos lo miraban con re- peto; sinembargo todo esto no era mas que la super- ficie exterior del tabernáculo; dentro estaba escondido lo mas precioso, y que no era facil descubrir. Pocos reflexionaban sobre lo estraordinario y admirable de sus operaciones, y este vacío es el que tratamos de llenar ahora con el presente escrito. En él verán todos que este Capuchino tan pobre, y de una presencia tan po- co recomendable á los ojos del mundo,: tuvo una edu- eacion brillante, que se crió con la delicadeza que trae consigo la abundancia, y «que para abrazar el tosco sa= yal que vistió, tuvo que abandonar grandes convyenien- cias y risueñas esperanzas. Verán que sinembargó de una vida tan pura y tan inocente, se trató á si mismo con tal dureza, cual pudiera un tirano á un esclavo suyo. Que jamas volvió ni por su crédito, mi por nin= gun «bien que á él perteneciese: verán que iba á todas partes adonde la caridad lo llamaba, sin otro objeto que el de hacerse util á sus prógimos necesitados: ve- rán que si andaba largos y penosos caminos á pié, y ca- si siempre enteramente descalzo, era porque su cora- zon amable no sabia negarse á ninguno, siendo los que mas influjo tenian sobre su alma sensible los mas po- bres y necesitados: lo yerán incansable por aumentar el número de los hijos de la Religion, administrando el Sto, Sacramento del Bautismo á cuantos podia para contra- decir con esta conducta rara los esfuerzos de los impíos de nuestros dias por disminuir Jos seguidores del Evan- gelio. Lo verán promover la devoción 4 Maria Santísi. ma nuestra Señora por medio de aquellos Rosarios que repartia en tanto múmero que llenó de ellos toda la