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47 dentro de muy: breves momentos se le halla confesando otro; se «dice que en estas ocasiones parecia un Angel iluminado del Cielo. (1) El ¡iba delante de los penitentes diciéndoles los pecados, de: modo que no tenian mas que conformarse con sus preguntas, y esto le «hacia poder atender á tantos desdichados: otras veces se le advertia lHevar «al Santísimo Viático á todas partes. ¿Qué cosas no puede un hombre animado del espíritu de Dios! Parecia un S. Carlos Borromeo en la epidemia de Milan, un S. Camilo de Lelis, y si se quiere un 8..Luis Gonzaga en la que esperimentó la Ciudad de Roma.- Aunque estos personages merecen mas alta consideracion, sinembargo podemos decir sin ofenderlos, que el mismo espíritu que animaba á ellos, era el que conducia al V. P. Salvador; El no descansaba ni de dia ni de noche. El corria por todas las Parroquias administrando sin distincion de per- sonas los Santos Sacramentos. El se hacia todo para todos, para hacer bien y socorrerlos á todos: diez mil y ouatro- cientas almas de comunion tiene Triana, y sobre todos y cada uno se estendia el incendio de su caridad: no salo hizo cuanto ya hemos. referido en aquel barrio, sino tam- bien llegó la grandeza de su espíritu á tan alto punto de fervor, que en algunas horas del dia en que podía, iba á Sevilla que ya estaba infestada, y recogía pan y otras li- mosnas que conducia sobre sus hombros, y despues repar- tia á las casas necesitadas, que careciendo de recursos pe- recian de necesidad, despues de haber escapado del azote de la epidemia. Cuando se retiró á Sevilla para asistir é los enfermos, escogió la Parroquial del Sagrario, quees la mayor de esta Capital, pues tiene cuatro mil vecinos, y nueve mil cuatrocientas ochenta personas de comunion. Alli se hizo cargo de la administracion de los Santos Sacramen- tos; mas teniendo en consideracion los Curas el inmenso trabajo que cargaba sobre sí, pues salia Su Magestad, y en muchas horas no regresaba al templo, tuvieron la pru- (1) Asi lo testifican los que lo trataroft en esta ocasion,