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44 : : ] tintos puntos endonde se ' padece» la: fiebre amarilla;:6 séa porque elssoplo de -an- Dios irritado con: nuestros erí- menes quiso suscitar esta lama esterminadora; ello es'que el imperio de la” muerte ono se“ha visto'jamas en los:dias quie hemos “alcanzado mas formidable: Las Ciudades: an- tes tan risueñas y alegres se convirtieron: :en- teatros de horror. Paró vel comercio, se cerraronlas-casas del placer, se abandonaron los: talleres; y 'solo:'se pensó en guarecer» se dé un golpe que 4' pocos perdonaba:- No se cian mas que lamentos, no se miraban mas que horrores, y no se esperaba otra'cosa que el: lance fatal: Cádiz se horrorizó ab yer desaparecer como él humo: enmedio: de:slos: aires lo? mas'sescogido de su juventúd» ¡Que! de: cadáveres! ¿Cuanta miseria ! ¡Que escásez ide ministros? Los enétmi- gos del Altar: que entonces existian y fueron testigos de los. clamores de tantos» moribundos como' espiraban - pi- dieñdó. los (auxilios dela: Religion y agonizando «muchos sih éste socorro; ¿se atreverán ácinsultar::las corporacio- nes regulares,” Hamando á4'sus individuos ociosos, inútiles “aun perjudiciales al estado? ¡Ay! ¿que hubiera sido: de Gádiz siinorhubierancexistido»salli Keligiosos? Estos, estos son losoque "primero: se ofrecen 4 morir por. sus gimos. Estos: los” que: se-arrojan :4 los hospitales; á las casas, d'los tugurios y chozones mas despreciables para dar 4 los infelices los auxilios «de la Religion .«que:son- los úni- cosque pueden consolaro en aquellos momentos de do- lor y “de' desainparo. «Entonces cuando suele no haber ni: hijo para padre, mi esposa para esposo, ni amigo pa- ra “amigo; entonces cuando no hay mas que miseria, hor- rores y espectáculos' de desdichas; entonces estos hijos del Evangelioantes 'tan wilipendiados, se buscan, se de- sean, se clama: por “ellos; y: se. les -vé correr á todas par- tes; entrár en los hospitales, acercarse á los que tienen sobre su frente la señal de la muerte, y no solo favorecer- los “espiritualinente, sino taurbieh prestarles todos los.au- xilios que solo la caridad de Jesucristo puede inspirar á