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38 | ciones que han tenido que “sufriry no ya sola de: los ess traños, sino de los propios y domésticos, y aun' de per- sonas muy «distinguidas por su piedad' y virtud. A la San= ta Madre Téresa de Jesus la lNatmnaba el Nuncio de su Santidad muger andariega é- inquieta. Ella misma se que» ja de que personas de mucha oración. la perseguian: ¿Que reformador no ha padecido grandes trabajos nacidos to= dos de un principio mal dirigido de obediencia y de su- mision? Coñsúltense las historias de todas las reformas regulares, y 'se verá lo que padecieron'sus autores. ¿Que no sufrió un S. Juan de la Cruz? ¿Que los primeros' Capuchinos? ¿Que infinitos otros que“seria-molestoso re- ferir ? Ellos instaban humildemente á sus Prelados por cumplir la voluntad de Dios, mas no siéndoles esta co- nocida los' trataban de ilúsos; no querian: oirlos, y los perseguian sin. cesar, y con excesivo rigor. A:'S. Juan Francisco Regis lo llamó el Señor para” que: anduviese fuera del gremio de sus hermanos, catequizando, pre- dicando y confesando por las Aldeas y Gaserios. Los supe- riores mientras no conocieron el espíritu del Señor quemo- via los pasos de este siervo suyo se oponian á el. Un Prela- do desaprobó su derramamiento hácia fuera, asi llamaba la ocupacion tan util de este Santo, é hizo con él las prvebas “mas duras: “obedecía, mas siempre clamaba por seguir su vocacion. He aqui puntualmente “lo que hía' sucedido con. el V.:P. Fr. Salvador. El suplicaba humildemente hasta conseguir que lo dejasen. tr Este porte tuvo sobre sí todas las señales de pro- bidad y de rectitud que sepueden desear. Las “obras de Dios llevan en sf-amismas'el caracter de la'*virtud de Dios, de modo que-es imposible equivocarlas por mu- cho tiempo -con- las sugeridas por las pasiones, por las manias, ó por el perseguidor de toda virtud, llamado en el Evangelio el hombre “enemigo: Cuando una obra'ó con- duetá es'toda luminosa, toda justa, toda pura'que'txa- la en Cualquiera parte- la fragancia del buen ejemplo y