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da muchos; gravosós,'no los perdia nunca: de vista :y los inflamaba: poderosamente .con sus. exortaciones al amor de Dios, 4: la práctica dela oraciom mental, y;al cum» plimiento de aquellos rigorosos deberes que constituyen á un religioso Capuchino. Desempeñada esta comision; dispuso el Altisimo, que este nuevo: Bautista: no estuviese mas. tiempo oculto, y encerrado. en el +hórrido desierto de su .vida: penitente; sino que se dejase ver:sobre las márgenes del caudaloso Guadalquivir, como aquel sobre las del, Jordan predi- cando penitencia ; en el mismo aña de 94 es nombrado Predicador de Plaza, y empezó. á egercitar este ministe- rio en-el Arenal junto al rio, subido sobre el malecon. Como toda la Ciudad «lo conocia, y lo habia: visto pocos años antes en otro trage, arrebató tras de sí las aten- -ciones “y «los corazones de todos;-corrian por ir á escu- char este Varon «respetable, con la, veneracion con que se escucha á un enviado de. Dios. Su. hábito pobrísimo, sus pies descalzos, su rostro macilento y estenuado, aque- lla cuerda tan grosera, y «aquel aspecio tan mortificado «hacia: que: todos: mirasen en .él. un. retrato. el. mas vivo de los antiguos habitadores del ye:mo: asi era. mirado un $. Basilio, un S. Gregorio Nacianceno, cuando deja- ban sus grutas y cavernas para venir á las ciudades 4 anunciar las verdades del Evangelio de Jesucristo, Yo no “soy-el Bautista (decia este último) mas: acabo de llegar del-desierto. ¡Qué espectáculo tan hermoso 4 los ojos de la Religion! Al rededor de este hombre penitente, están esouchándolo multitud de criaturas de toda clase y ge- rarquía, que lo-habisn visto. y tratado en Jos. dias de sus pasatiempos y diversiones. Los jovenes distraidos.que van 'al paseo, al verlo.se acercan, la miran; la, curiosi- dad conduce sus pasos, y la gracia del, Señor visita sus corazones. Ellos yen subido. en lo alto á aquel espectácu- lo de severidad evangélica que reprendia, tácitamente .su molicie y su lujo; y á esta vista el corazon se estreme»