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át niendo gran esmero en que nadie: conociese lo que ha- cia, como efectivamente lo logró en parte, pues su humil- dad nos'ha” privado de noticias preciosísimas, que pudie- ran edificar al mundo, y amenizar la historia de su vi» da; mas él, semejante 4. los Levitas,: hijos de Caath, de quien hablamos ántes, traia todas sus virtudes tan envuel- tas, y tapadas con el velo* de sa disimulo y silencio, que lo mas precioso se nos” há escapado, sin lNegarlo á: en- tender. GAPITULO 13. Sigue su vida abstracta y penitente. Si alguno quisiere venir tras de mi,"decia nuestro Se- ñor Jesucristo, niéguese d sí mismo, tome su cruz y siga= me. (1) Estas espresiones envuelven en sí la suma de cuan- to debe" hacer'el cristiano, y especialmente el Religioso para llegar 4 la' cumbre de la' perfeccion Evangélica. Si alguno quisiere venir , Jesucristo no obliga 4 nadie , 4 nin- guno hace fuerza, dice S. Juan Crisóstomo, (2) sino convi- da con dulzura y con amor: nos alienta con su ejemplo; el hombre no es el que primero sube á la Cruz, ni el que se sujeta antes á la muérte, ni al'martirio prolongado de una vida austera; él'no hace mas que seguir:á un Dios que ya delante. Para esto nos anima, no solo con su ejemplo, sino con auxilios y gracias muy poderosas;'nos asegura el triunfo, y nos promete la corona. ,,Yo no mando nada, Nos dice, sin que primero “lo practique ; 'yo'seré vuestro »gefe, y vuestro guia.“ ¡Gran estímulo para un soldado ver delante de sí á un general que de este modo ani- ma y alienta á su tropa! Niéguese' d' si mismo. ¡ Precepto: grande que jamas pudieran alcanzar los sabios: legislado» res de la antigúedad! Todo lo quehay :en el hombre, vi- ve y florece con el hombre. El Señor manda que morti- fiquemos, y en cierto modo 'arranquemos y separemnos de nosotros aquellos afectos, aquellos sensuales y bajos amores que repugnan á la ley y voluntad del Señor, y (1) Mat, 16,24. (2) Ap. Alap. in hune loc.

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