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40 Dios. Todo este conjunto de preciosísimas virtudes que produce el silencio se hallaron precisamente en el alma del: V. P. porque ¿quien ha callado. mas rigorosamen- te que él? El silencio de Jesucristo impuso respeto 4 Pilatos, y el del V. P. lo hacia mirar á todos como un hombre bajado del Cielo. En este silencio era donde desafiaba: á todas las po= testades del abismo, para luchar con ellas á brazo. par. tido; mientras callaban sus labios hablaba su corazon para orar, y sus manos para macerar su carne: su. pe- nitencia-en los años de su retiro,:segun observaron los Religiosos, era severisima, Se: disciplinaba hasta regar en sangre la tierra que pisaba; su cuerpo era como una víc- tima: caida á los pies del sacrificador: cubria sus carnes con asperísimos cilicios, y en una palabra la peniten- cia le 'abrevió sus dias, y le atrajo los males de que des- pues adoleció, Consiguiente á este espíritu de penitencia era todo lo demas: su vestido penitente era el mas remendado y po- bre «que. podia haber á las manos; su cama se cree era la desnuda tierra, y esto por poquísimos momentos, por- que hubo Religioso que $e propuso ver cuando se reco= gia, llevado de la santa curiosidad, de observar:si dor- mia sobre la pobre tarima que tenemos los demas, y ne pudo conseguirlo; siempre estaba ó. con; Diosy:ó estudian- do; su abstinencia era vigorosísima .en tanto grado, que el ¡Prelado lo reprendió: públicamente (1) porque no. se alimentaba ni aun lo que era indispensable y preciso. Se le advertia (y esto fue siempre) que cuando comia llevaba un papel: guardado con: ciertos polvos que rociaba sobre el grosero manjar. que:le presentaban. (2) Aunque lo ha» eia. con gran disimulo, mas no pudo esconderse de la vi- gilancia del Religioso que comia junto á él. ¿1 Todas-estas grandes» virtudes las procura ocultar, te- 51 ls (1) Asi lo afirman Religiosos que oyeron las reprensiones. (a) Véme seg. carta del R. P. Guardian de Sevilla.

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