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mE ON or a ri 28 » ¿Como he de entrar yo dentro de sus llamas ? ¿Como he » de estender estas manos inmundas para tocaros? ¿Qué ¿dirán los Ángeles que asistirán entonces temblando de- » lante de vuestra augusta presencia, si ven á un pecador stan abominable, poner sus dedos sobre vos? ¡Como no »se estremecerán al ver mi atrevimiento! ¡Como aparta- tán la cara á otro lado para no mirarme! ¡Como rugi- rán Jos abismos al verme asi! Señor, ¿como permitireis ¿en este yil gusanillo tan enorme atentado? ¿Quien sois » Vos, y quien soy yo? Vos infinitamente grande, inmenso, »»la misma santidad por esencia, y yo vaso de inmundicia, Yo el peor de los nacidos. Mas... ¿quées esto que esperi- mento al mismo tiempo dentro de mi alma? Es verdad, ¿indigno soy de levantar mis ojos, y mirar hácia Vos; mas «¿por otra parte mi alma suspira por el momento de po- ,seeros, de veros entre mis manos, de oir de cerca vuestra ¿voz, de poner mi boca sobre la llaga de ese costado, y de ,mojar mis labios con la preciosa sangre de vuestras venas! »¡O como descansaré yo entonces! ¡Como os apretaré á ,,Mi corazon ! ¡Con qué gusto me daré á Vos, para ser siem- pre y eternamente vuestro ! De esta manera, ya hundido en el abismo de sus mi- serias, y lleno de confusion, y ya arrebatado de los vue- los rapidísimos de su amor pasaba las noches, disponién- dose para el gran dia en que habia de ver en.sus ma- nos: por la primera vez la hostia sacrosanta. La Comuni- dad estaba tan edificada, que hallándose el que aho- ra escribe esto de Novicio en el mismo Convento, se lo proponia el Confesor por modelo de fervor, y de es- píritu. y Llega el dia 8 de Abril del año de 1792 en que la Iglesia nuestra Madre celebraba la Resurreccion de nues- tro Redentor Jesucristo, y que estaba destinado por el Señor para que en él consolase su corazon, y: le resar- ciese. en. alguna manera las injurias que dos: dias antes, el Viernes Santo de aquel mismo año, habian cometido

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