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pa on mendaba esta suavidad con expresiones tan tier- nas, como la blandura á que exhortaba; deseando, que los superiores de la Orden tuviesen mucho más de Padres, que de Jueces, y que en losaños, quedu- rase su gobierno, se viese la serenidad y aun el halago en su rostro. Decia que era execrable de- lito en un prelado hacer no solo mas pesada, sino casi intolerable la eruz preciosa del estado religio- so y hacer de plomo para un hombro flaco aque- lla cruz, que solamente fué de palo en el hombro de Jesucristo. Admirábase mucho, cuando sabia de alguno, que discurriese modos de afligir á los súbditos, debiendo antes fatigar el génio en dis- currir todo el alivió que se pudiese componer con la observancia en su estado, porque, ¿quién habrá “exclamó en una ocasion) sino algun corazon que tenga masde fiera que de hombre, que al ver un infeliz abrumado con un terrible peso, se desvelase enañadir nueva carga al oprimido, sino vemos que la providencia al mirar al hombro de un Dios gi- miendo con el leño de la cruz, no dispuso doblar el peso, sino que buscó un cirineo para su alivio? ¿Qué otra cosa es (decia) la vida capuehina, sino una cruz pesadisima, quese ha de conducir, no ya por un breve espacio desde un sitio á otro, € la cumbre desde un ¿lano, sino desde elnoviciado al sepulero? ¿Qué otra cosa es que un martirio prolongado, que todo lo que tienemas de duracion tiene mas de cruel y de mas duro, pues va derritiéndose la vida 4 fuego lento? ¿pues, cómo habrá valor para añadir peso d este peso? Creedme padres, (decia), el nimio rigor hace con las virtudes lo que los grandes hielos con las flores e
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