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e AS aplauso de lodos los vocales siendo de solos 43 años. 6. Con la mayor repugnancia admitió el siervo de Dios el generalato; pero inclinando el hombro á tan pesada carga, se abrazó obediente con la cruz. Tuvo presente la humildad de Jesucristo, que vino á servir, no á ser servido; y así estuvo tan lejos de desvanecerse con la nueva prelacía, que antes se juzgabay trataba camo el mas vil siervo, y solo digno de ponerse á los piés de todos. A tan grande humildad juntaba una vida áspera y penitente. Por hallarse la religion de los capuchinos exlen- dida, y propagada por todas las cuatro partes del mundo, concede Su Santidad á los generales dis- pensa, para que puedan hacer la visita á caballo, y les regalan una mula de su caballeriza. Pero el B. Lorenzo, renunciando este privilegio, siempre anduvo á pié, usando solo de ella para llevar algu- nos traslillos suyos y de sus compañeros. Solo el que haya caminado á pié por dilatadas y remotas provincias, podrá formar adecuado concepto de los trabajos y fatigas que se padecen. Por seis años continuos se empleó en esta laboriosa y penitente tárea: unas veces en el estio mas fogoso, otras en el invierno mas frio: ya con lluvias, ya con nieves: arrecido con los hielos, mortificado con las borras- cas, rodeado siempre de peligros, ya por encum- brados montes, ya por profundos despeñaderos, pasando rios caudalosos: unas veces muerto de hambre, otras abrasado de sed, sin faltar nunca á la observancia de las vigilias, ayunos, discipli- nas y demás austeridades propias del instituto ca-

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