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<> mo Difinidor general. No pasó mucho tiempo, que ha- biéndose de enviar capuchinos á fundar en Alema- nia de órden de Clemente VIH, y á peticion del emperador Rodulfo ll, y de monseñor Berka, ar- zobispo de Praga (2), fué nombrado para este efec- to con título de Visitador, y comisario general el siervo de Dios, de lo que se alegró en gran manera el mismo emperador, á quien era muy conocida su virtud, prudencia, celo, sabiduría y demás pren- das. Llegó el siervo de Dios á Praga, Metrópoli de la Bohemia, donde tuvo varias audiencias con el emperador, no obstante que los herejes, enemigos siempre declarados de los capuchinos, temiendo la ruina de sus falsos dogmas, intentaron por to- dos modos impedir el trato y comunicacion con el emperador, maquinando contra el siervo de Dios, y contra toda la órden, como veremos despues. Pero habiendo alcanzado licencia de la majestad Cesarea, fundó varios conventos en Bohemia, en el Austria, en la Moravia, en el Tirol y otras pro- vincias de Alemania, que siempre han sido y lo son en el dia, fuertes baluartes contra los herejes protestantes. Ni es de omitir un favor especialísi- mo, que el B. Lorenzo recibió del Señor en Gratz, ciudad famosa y capital de la Stiria. Estaba fun- dando el convento de capuchinos de aquella ciu- dad, y por no estar acabada la Iglesia, tenian solo “un oratorio. Llegóse la Semana Santa, y como el Jueves Santo (segun los ritos de la Iglesia) no se puede decir misa privada, dijo á un compañero el (1) Sum, fol.83. it. Bullar, Capuc. t. 4. fol. 11. y sig.

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