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La 3. Floreció en gran manera la observancia y religiosidad del convento de Venecia con el gobier- no prudente del siervo de Dios, verificándose con la práctica, que la suavidad y blandura mantiene la religion; y al contrario, el rigor y la aspereza marchitan los frutos de la observancia. No nos dicen las historias, que edad tenia el siervo de Dios cuando le hicieron Guardian del convento grande de Venecia, y solo dicen que era jóven; pero lo cierto es, que aun no tenia veinte y ocho años, y no obstante fué su gobierno tan arreglado, como ya queda insinuado; verificándose lo que dice San Bernardo (1): Vemos que muchos jóvenes son mas sabios que los ancianos, y que en las costum- bres exceden d su edad, y lo que les falta de tiempo lo compensan con virtudes. Así el siervo de Dios, aunque jóven en la edad, era anciano en las cos- tumbres. Pero aunque era prelado, quiso estar siempre sujeto. Mandó á Fr. Miguel de Bolonia, sacerdote de gran bondad y mérito, que en todo aquello que faltase le avisase y corrigiese con toda libertad; y Fr. Miguel por no privarle de aquel mérito, le solia recordar algunas de sus obligacio- nes, y el siervo de Dios le oia y ejecutaba con gusto. 4. El año de 1590 fué elegido ministro provin= cial de la provincia de Toscana, cuando aun no (1 Multos dltemús funtorua super senes intelligere, mori- bus antiquare dies, proevenire tempora meritis, et quod wta- ti deest compensare virtutibus, (D. Bern. epist. 42, ad Henr. Ar- chiep. Senen.)

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