BCCPAM000527-5-29000000000000

- Ms por el crecido número de religiosos que la compo- nen, sino tambien por la obligacion de haber de tratar el prelado con los magistrados y señores de aquella insigne república. Son los capuchinos agradecidos á los fieles, que los mantienen con sus limosnas, y no contentos con encomendarlosá Dios en sus oraciones, penitencias y sacrificios, se ven tambiev.obligados por su buena crianza y religiosidad á visitar á sus bienhechores en señal de su fielagradecimiento. Excusóse el siervo de Dios cuant opudo; pero el mérito de la obediencia le obli- gó á aceptar la prelacía. ¡Feliz gobierno, cuando es guia del oficio la obediencia santa! Cumplia el siervo de Dios perfectamente todos los oficios, que componen un prelado verdaderamente insigne. 2. Su génio le inclinaba con todo el peso del espíritu hácia la soledad y retiro para el estudio y la oracion; pero no quiso acomodar el oficio de prelado al propio génio, sino antes el génio y la vida al oficio. Quitó algunos ratos á la oracion; y muchas lágrimas á los ojos, por entregarse mas á las tareas del gobierno y al cuidado de sus .súbdi- tos. Hizose mas tratable á todos, no solo dejándose hallar de los religiosos y de muchos extraños, sino buscando á veces sus concursos y familiarizándo- se cortesmente con los del siglo; porque juzgaba haber sido este el dictámen y voluntad de nues- tro padre San Francisco, cuando gobernado del celo y honra de Dios, estampó en el corazon de los suyos, aquella verdad al santo revelada, que su re- ligion no la habia puesto el Señor en su iglesia, para que mirase para sí sola, sino para los demás. Era 6

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz