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poco caerá todo el edificio con no poca ruina vuestra. Esta profecía encubierta, se verificó con mucha luz, pues al cuarto dia murió aquel príncipe con poca esperanza de su salvacion, que era la colum- na de aquel edificio, y de allí á poco murió tam- bien un hijo único que tenia, sin dejar sucesion, con que cayó todo el edificio, faltando la casa; y de la eleccion del sucesor se siguieron muchos debates y turbulencias entre los ciudadanos veri- ficándose en todas sus partes la profecía del siervo de Dios, Con estos prodigios crecia cada dia mas y mas la fama de nuestro Brindis, y por consiguien- te los concursos á oirle. Pasando por Pavía, á rue- go de los ciudadanos se detuvo dos dias para pre- dicar. Escogieron las dos Iglesias de S. Miguel y San Francisco, como mas capaces; pero fueron tan grandes los concursos. que un dia no pudo entrar el Arzobispo á tomar asiento, aunque con singular complacencia, por ver tanta mociony lágrimas en el auditorio, y solia decir lleno de ad- miracion: Kste capuchino es un SS. Pablo. | - 14. Tal era el concurso que de todas partes acu- dia á oir sus sermones, que se vió muchas veces en peligro de ser sofocado, ya para subir al púlpi- to ya para salir de él y volverse á su convento; de suerte que no bastando la autoridad y respeto de muchos caballeros. que por guardarle la vida y que no muriese atropellado, le acompañaban, fué pre- ciso valerse de la fuerza y señalar una compañía de soldados que le defendiesen, y aun esto no bas- taba, pues á porfia todos lo querian besar, unos las manos, otros los piés, otros el hábito ó á lo me- s* ye” > E

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