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Ue Halia, siendo en todas partes admirables los frutos de su predicacion, y tan numerosos los Concursos, que no cabiendo en los templos, era necesario sacar á las plazas y á los campos el púlpito; y no es ex- traño, pues sus palabras eran rayos forjados en la ardiente fragua del amor divino y del verdadero celo de la conversion de las almas; y asi lograban su eficacia, aun en la mas obstinada dureza. Era el aplauso de sus sermones no festivo y alegre, sino provechosamente triste y melancólico, acompaña- do de lágrimas, sollozos y suspiros, en que prorum- pia la compuncion y el arrepentimiento. Pondera- ba con singular energía y eficacia la fealdad de las culpas, los estragos lastimosos que hace en las almas, la severidad del juicio y la estrecha cuenta que en él se ha de tomar, hasta de los mas leves defectos: la atrocidad de los tormentos que tiene destinados la justicia divina para satisfaccion de sus agravios: todo á fin de que aterrados con justo temor los corazones, buscasen por la puerta de la penitencia el escape de tan formidables peligros. Tenia gracia especial para persuadir la seqúiela de las virtudes, dándolas á conocer por sus propios colores y su verdadera fisonomía; porque segun son de poderosos sus atractivos, solo podrá resistirlos la ignorancia de su hermosura. Toda la dificultad que encuentra la rudeza del amor propio en los ejercicios de la virtud, la allanaba con dulzura y eficacia, animando á los cobardes y fervorizando á los tibios con el amparo y proteccion de la madre de las misericordias Maria Santísima, cuya devo- cion introducia con grandes esfuerzos, como me- $