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mn A de la primera nobleza de aquella gran ciudad, y con estos no pocos lazos para su ruina. Asistió á sus sermones. y obrando la gracia del Señor en ella, mediante la eficacia del siervo de Dios, se halló trocada de repente y con una contricion grande de sus culpas, las lloró amargamente; y no obstante, que las circunstancias en que se hallaba, la podian retraer para mudar de vida, rompió con singular valor todos los lazos; y buscando un dies- tro confesor, hizo con él una confesion general de toda su vida, con una claridad y facilidad tan grande, que lo atribuia á milagro del siervo de Dios: pues apenas se determinó á hacer la confesion. vió sin trabajo alguno en su conciencia escrita toda su vida, desde que tuvo uso de razon, con todos sus lances y sucesos, de que ni aun el menor recuerdo habia tenido antes. Fué tan maravillosa la conversion de esta señora, que llegó á ser una segunda Magdalena, si antes pecadora, ahora pe- nitente y llena de virtudes y ejemplos, llegó á ser la admiracion de Venecia: viéndose en ella verifi- cados los dos efectos de la luz, que nuestro Brindis la ministró, ya cuando con tanta claridad vió sus pecados todos, para confesarse;y ya cuando los enmendó, pasando desde su escandalosa vida á ser ejemplo de todas las virtudes (1). | -9. De Venecia pasó el siervo de Dios, o de triunfos y coronas á predicar á la catedral de Ve- rona. y de aquí á la ciudad de Pádua, y de Pádua á SA Génova, Manto y á otras ciudades de (1) Sumaatol. 248, | x “id.
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