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entonces mismo á capitulo toda aquella religiosa familia, reprobó con todo esfuerzo un desórden tan monstruoso, y con dos rios de lágrimas les mostró la deformidad y error. Enseguida, revestido de un espíritu superior, alzó mas la voz y exclamando dijo: Conventazo, ya que por tu grandeza no eres de- cente dá estos religiosos, profesores de la mas alta po- breza, yo en nombre de Jesucristo y de su pobrisimo Siervo Francisco, cuyas veces estoy haciendo, aunque indigno Vicario suyo, te maldigo::: (1) Al rayo de estas voces temblaron todos aquellos pobres reli- giosos, él eamudeció, quedó como estático por un breve rato: más recobrada despues de un profun-= dísimo suspiro él habla, prosiguió: Pero vosotros, mis carísimos hijos, no temais ofensa alguna corpo- ral; solo estad atentos y vereis por el efecto, la justa indignacion de muestro seráfico Padre. Dicho esto inmediatamente se partió de aquel lugar. ¿Más qué ? Pasados pocos dias recibió carta con la noti- cia, que habiendo ido á una pública procesion los religiosos del sobredicho convento, en aquel tiem- po en que estaban todos ausentes, aquel maldito edificio, sin haber dado antes la menor señal de rotura ó flaqueza, de improviso se asoló desde lo alto á lo bajo, hasta sacar enteramente los funda- mentos, quedando solo salva é intacta la Iglesia, en la cual resplandecia la seráfica pobreza, como se ha dicho, aun mas de lo que debia. Este terrible suceso que en breve se divulgó por todo el cuerpo de la Religion, asi como aumentó muchísimo el (DW) Proces, Neap. Resp. Animad. 1756. pág. 137.