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a A Clara de la Cruz, virgen de Monte Falco, Monja profesa de la Orden de Ermitaños de S. Agustin, en presencia del Sumo Pontífice y de aquella augusta asamblea. Acabada la peroracion contestó en nombre de Su Santidad tambien con una oracion latina el Ilmo. y Kmo. Monseñor Mercurelli Secretario de . los Breves á los Principes que se hallaban al pié del trono pontificio. : Vueltos á su lugar los Abogados Consistoriales, el Santo Padre puesto en pié dió su bendicion á los presentes, y subiendo de nuevo en la Silla Gesta- toria precedido y seguido del cortejo acostumbra- , volvió á la Sala de los Adornos en donde dejó las vestiduras pontificales y luego se dirigió á sus habitaciones particulares. HS 19. No faltaba mas para llegar al gran dia que habia de llenar de júbilo el Orbe católico, que pre- parar los ánimos de los fieles para celebrarlo dig- namente, y esto lo hizo el Emo. señor Cardenal Vicario de Roma con una invitacion sagrada (In- “ vito sacro) dirigida á los habitantes de Roma para que asistiesen á la Novena que debia preceder á la fiesta de la Inmaculada, á las funciones de cua- renta horas y á las procesiones que se habian de hacer por el interior de las Basílicas, etc. y así se hizo. Tambien se publicaron las disposiciones de la Comision especial nombrada por Su Santidad, para la solemne ceremonia de la canonizacion, re- lativas á la distribucion de las tribunas y de los puestos en el Aula en que debia verificarse la funcion.