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E, A le encomendaron sus prelados, para que como tan versado en humanas y divinas letras, las enseñase á Lorenzo. Admitióle su maestro con benignidad, noticioso ya de sus relevantes prendas y admira- bles progresos de su estudio. Probóle en la piedra de toque de la disputa, y conferencia, y descubrió lue- go los profundos fondos y subidos quilates de su ingénio, en cuya ponderacion quedaba corta la voz de su fama. Alegróse mucho hallar en aquel jó: ven campo tan capaz y fertil, para derramar las afluencias de su doctrina, con esperanzas ciertas de copiosos frutos. 2. Hemos dicho en otro lugar (1) como habia estudiado en el seminario de San Marcos de Ve- necia filosofia y cánones, bajo la disciplina y magisterio de su venerable tio D. Pedro Rossi; y tambien tocamos allí su aplicacion á las letras, y sobre todo al estudio de las virtudes, de donde sacó tantos medros, que era la admiracion de todos. Estos fueron los ensayos en aquella edad pueril, y de ellos se podrá inferir lo que seria despues. Con- tinuaba aun con mas fervor en los ejercicios es- pirituales, particularmente de la oracion y me- ditacion, y salió de ella tan ilustrado, que penetraba sin embarazo alguno las materias mas difíciles é intrincadas de la filosofía y teología, siendo de-ad- miracion, no solo á sus condíscípulos, sino tam- pien á su lector, que, aunque grande, conocia las ventajas de su discípulo. Era humilde nuestro Lo- renzo, y quisiera ocultar las luces de Sus talentos; 1 Cap.T.núm. 9, PAR e cdo, p do

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