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o is las uñas y con esto se le formó un humor acre y sanguinolento que cuajándose, se convertia en gruesas y asquerosas costras. El mal se extendió luego por todo el cuerpo y el humor invadió el te- jido celular y las partes internas de la piel; las piernas y los piés se le hincharon en extremo: las fricciones con materias venenosas que equivocada- mente le prescribieron para aliviarla, lejos de com- batir el mal, lo exasperaron; las pústulas se abrie- ron y se convirtieron en grandes úlceras, la sangre corrompida, negra y pútrida que manaba conti- nuamente, hizo juzgaral médico que se prineipia- ba ya la gangrena. Cuatro dias despues se habia perdido toda esperanza de curacion. Estenuada y sin fuerzas, languidecia en el lecho, pareciendo mas bien un cadáver, que un sér viviente. 7. En este triste y desesperado estado la encon- tró una amiga suya que vino á visitarla, llamada María Treisa mujer de Magin Llorach, la cual se esforzó en persuadirla, que recorriese á la inter- cesion del beato Lorenzo de Brindis,... le agradó á la enferma tan piadoso consejo y prometió que haria una novena al santo para obtener por su me- diacion la salud. Dos dias despues bajó con gran- des trabajos á la cocina con intencion de irá la iglesia de los padres capuchinos, mas á causa del mucho dolor y cansancio se quedó dormida sobre la mesa. Despertó poco tiempo despues y sintién- dose algo mas fuerte queria ponerse en camino, pero la debilidad de las piernas no se lo permitió. No obstante se esforzó y ayudada de Magin Llorach salieron á visitar dicha iglesia á donde llegaron