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di ráfica. El Señor por los méritos de su gran siervo el beato Lorenzo, las llene de bendiciones y man- tengan en ellas, como hasta aquí, el rigor y obser- vancia de la serafica regla, para que sean de edi- ficacion y ejemplo á todo el mundo y todos alaben al Señor en su siervo Lorenzo, que parece le puso el cielo en tan santa casa, no solo para digno de- pósito de sus sagradas reliquias, sino para que fuese protector benéfico y celador santo de la ob- servancia regular como lo ha acreditado la expe- riencia repetidas veces, segun consta de los pro- cesos formados en Villafranca (1). Consta, pues, haber visto las religiosas al varon santo en su há- bito capuchino pasearse de noche por el dormito- rio echando la bendicion á todas. En otra ocasion - habiéndose caido las tapias de la clausura y que- - dando esta abierta, le vieron al siervo de Dios guardarla y defenderla con una lanza en la mano. No solo estos favores, sino otros muchos ha hecho el varon santo á esta su amada comunidad; y es de creer piadosamente estará pidiendo á Dios por sus religiosas que tan devoto y caritativo hospeda- je dieron á su sagrado cuerpo; y que mirará como padre amoroso á todas y á cada una de aquellas re- ligiosas, en cuya compañía y claustro se halla gus- tosísimo; y podrá llamar con toda propiedad al con- vento de la Anunciada convento suyo. Y si vivien- do en carne mortal, fué tan grande celador de la seráfica regla; ahora que le vemos en los altares ahora que su intercesion es mas poderosa para con Ya (L, Procesos formados año de 1677, fol. 2, b.