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$ - de o 1 «cia el señor marqués su padre (que santa gloria «haya) y su hermano, que al presente es vivo y «otros muchos señores, que le conocian y trataban «le estimaban, veneraban y tenian por santo. Y «como á tal, pasando por esta villa el señor conde «de Lemos D. Pedro de Castro ¡que fué virey de «Nápoles) y su mujer, entrando en la iglesia de «este santo convento, preguntaron por el sepulcro «del santo padre Fr. Lorenzo de Brindis y como á «tal le veneraron, puestos de rodillas, encarecien- «do mucho su santidad admirable y que era gran «reliquia y digna de tener en mucha estimacion su «cuerpo en esta santa casa encareciendo mucho la «opinion y reputacion que tenia en los reinos de «Nápoles, donde habia residido y gobernado. Y sa- «be que si su excelencia el Sr. D. Pedro de Toledo «no tuviera tan entera satisfaccion de la santidad «del venerable padre, no le enviara, ni se embara- «zára con su cuerpo, remitiéndole desde la ciudad «de Lisboa á este santo convento, ni se man- «dára enterrar junto al dicho padre Brindis, si no «fuera por el concepto y opinion que tenia de él. «Y dice su señoría, que la carta que su Excelencia «(que santa gloria haya) le escribió... la entregó «original á su señoría al padre Fr. Severo de Luce- «na, religioso capuchino de la provincia de Casti- «lla (1), como persona que juntaba papeles para las «crónicas de su religion. Y esto sabe su señoría y «por ser así verdad, en ello se ratificó y lo firmó, (D Sobre este P. Severo de Lucena, véase en el eiiriiad) un documento interesante todavía inedito.