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— 414 —= consultar con ella los negocios mas graves que ocurrian, hallando siempre en sus consejos luz, guia y acierto. Uno de los dias en que el marqués trataba con su amada hija de su vocacion al esta- do religioso, le manifestó á su padre como sus pri= meros deseos habian sido de ser religiosa descalza y que no obstante la mucha observancia que ha- bia en aquel convento de la Concepcion, anhelaba su espíritu á vida mas austera y penitente. Al oir esto su padre, como no deseaba ya otra cosa que complacer y dar gusto á su santa hija, determinó con su acuerdo y consejo, fundarla en Villafranca un convento de Franciscas descalzas, para que allí pudiese cumplir sus buenos propósitos: con que podemos decir que la primera y única funda- dora de este santo convento, tanto en lo material de su fábrica, como en lo formal de su observan- cia y perfeccion, fué esta sierva de Dios. Empezó luego el marqués á disponer lo necesario para la deseada fundacion y vencidas no pocas dificulta- des, eligió (no sin ordenacion divina) el sitio de un pobre hospital, donde se habia aposentado nuestro seráfico padre y patriarca S. Francisco, cuando pasó á visitar á Santiago de Galicia y en donde tam- bien habian de descansar las venerables reliquias de su legítimo hijo é imitador verdadero, Lorenzo de Brindis. | e -10.. Vinieron para la fundacion dos religiosas del convento de descalzas reales de Madrid y otra de las descalzas de Trujillo y mal acomodado aquel pobre albergue del hospital en estrecha ha- bitacion; entraron en ella las fundadoras el dia 24 E

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