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— 473 — alentándola en el camino comenzado de la virtud, la aseguraba en el Señor, lograría sus deseos; y r ahora la daba su bendicion apostólica y con ella la señalaba tres conventos donde podria libre- mente tomar el hábito y sacrificarse á Dios. Estos conventos eran, el de la Concepcion Francisca de Villafranca: el de la madre de Dios de Dominicas de Toledo, ú el del mismo título, é instituto de Va- lladolid. Parecióle á la sierva de Dios tomar el há- «bito en el convento de la Concepcion de Villafran- ca, como mas conforme á sus intentos y por la gran devocion que tenia á este misterio sagrado. Apenas vistió el seráfico sayal esta ilustre donce- lla, cuando se vistió tambien de la mayor humil- dad: con esta adquirió las demás virtudes; de suerte, que era la admiracion de toda aquella gra- vísima comunidad. Profesó á su tiempo con gran consuelo de todas las religiosas, que se gloriaban de tener en su compañía á una santa en lo mas tierno de su edad. Iba cada dia creciendo en vir- tudes y perfeccion, de suerte, que no cabiendo en los claustros su fama, se extendió hasta lo mas re- moto de la provincia. 9. Volvió su padre de Nápoles y hallando tan buen olor de las virtudes de su santa hija, difundido á impulso de su ejemplar vida, apla- có su génio y mudando los rigores de antes en tiernas demostraciones y amorosos afectos, ya no sabia apartarse de la presencia de su bendita hija, Todos los dias iba por tarde y mañana al convento á yerla y hablarla y gastaba todo el tiempo que le permitian sus ocupaciones del coro y oracion, en

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