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convento de la Anunciada: su génio era afable y cariñoso: su trato dulce, pero grave y magestuoso. Desde niña se inclinó á todo lo bueno, y dió á en- tender lo que habia de ser despues. A los [siete años hizo voto de castidad; y á los quince de ser religiosa descalza. En su mocedad y niñez no se le notó accion alguna liviana, ni descompuesta. '5. Concluidos los 'negocios de Italia, la trajeron sus padres á Villafranca del Bierzo; y aquí por muerte de su madre la tomó á su cargo para su educacion la excelentísima señora doña María de Toledo, tia suya, y señora de una gran virtud y santidad, fundadora que fué del convento de Do- minicas descalzas de la Laura, que despues se tras- ladó de Villafranca á Valladolid. Esta señora estu- vo casada con D. Fadrique de Toledo, duque de Alba; y quedando viuda en lo mejor de su edad, se dió al retiro y á la virtud. Al lado de su 'santa tia se crió la sierva de Dios con mucho recogimiento, creciendo cada dia mas y mas en todo género de virtudes. Su padre viéndola ya en edad de tomar estado y que por sus bellas prendas la buscaban no pocos de los grandes , la quiso casar varias ve- ces; pero ella se resistió con deseos de ser religio- sa descalza, y cumplir el voto -que habia hecho á Dios de guardar castidad toda su vida. Ignoraba el padre esto y sentia mucho la resistencia de su hi- ja, hasta tratarla mal de palabras y aun de obras, como sucedió cuando la pretendió el duque de Braganza para esposa suya. 6. Por este tiempo, tuvo su padre que pasar á Nápoles á cosas del servicio del rey, y pre-