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a UA la cabeza descompasadamente, decia: Quitadime este cencerro: quitadme este cencero. Y viendo que no le quitaban la bolsita de la reliquia, hacien-* do un ruido muy asombroso, arrojó la criatura al suelo (aunque sin lesion) y bajó precipitado á log abismos. Quedó libre de huésped tan molesto y tambien quedó sano del cuerpo, quitándosele el impedimento y contraccion de miembros que te- nia. Para mas seguridad, quedó con la reliquia al cuello hasta la vuelta del peregrino. Este vol- vió á su tiempo y pidiendo su reliquia, le dijo la buena mujer: Zso no, no saldrá de mi poder la reliquia, mientras yo viviere: pedid lo qne querais; pero la reliquia, eso no. Condolido el peregrino de los ruegos de la pobre mujer, se la dejó con la es- peranza de adquirir otra. Omito otros muchos mi- lagros que refieren los ya citados procesos con que ha acreditado el beato Lorenzo su patrocinio para con los vecinos de Villafranca. Ni se ha minorado este benéfico patrocinio del santo; antes bien cre- ce cada dia más, con la devocion de los fieles. En este año, hallándonos en Villafranca con motivo de su beatificacion á la estraccion de las reliquias, contaron varios prodigios. A uno que padecia un flujo de sangre por las narices, aplicándole un po- co del hábito, sanó luego. A otro curó de una llaga envejecida, aplicando tambien el hábito. Con el tafetan en que han estado las sagradas reliquias y los despojos de su santo sepulcro que se han re- partido entre los fieles, se experimentan cada dia muchos beneficios, así en Villafranca como en otros lugares circunvecinos. Pero habiendo habla-