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e Món nombre le puso su padre, por haber militado en los ejércitos del César siempre invicto, nuestro cató- lico monarca Cárlos V.; y esperando que su hijo habia de imitarle en el mismo ejercicio de las ar- mas, quiso que, con el nombre de un emperador tan guerrero y famoso como Julio César, empezase el presagio de las batallas y victorias. Este em- perador dijo de sí mismo: aquel glorioso timbre, hasta ahora nunca bien ponderado: Veni, vidi, vinci, vine, ví, vencí; porque en él era todo uno, venir, ver y vencer. Asísucedió á nuestro cristia- no César. Vino al convento de Verona, en que ha- bia de pelear, y vió las trincheras de la mortifi- cacion y penitencia, donde se ejercitan los mas ilustres héroes de la milicia espiritual, y venció al mundo, al demonio yá la carne. César, ó nada: solia decir con S. Felix de Cantalicio, y dejó de ser famoso César, por ser nada en lo abatido; 6 por mejor decir fué uno y otro: fué César, y fué nada. César en lo grande de sus acciones; pero nada en su concepto y reputacion. Dejó, pues, el nombre de Julio César, y tomó el de Zorenzo, no sin miste- rio, porque este, segun su significacion y alego- ría, es lo mismo que Zauwrel 6 Corona, para dar á entender los muchos triunfos que habia de con- seguir, peleando en el campo seráfico capu- chino. 8. Vestido ya del sayal penitente, que tanto habia deseado, empezó con tanto fervor á ejerci- tarse en las virtudes, como si nunca las hubiera practicado, olvidando enteramente lo pasado, y pareciéndole empezaba aquel día, segun el conse-
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