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a 3 de su clase, sin merecer mas fé, que la humana. 15. Otro prodigio (6 muchos prodigios en uno) ha obrado el siervo de Dios con otra religiosa, que aun vive; y por estar vestido de raras y exquisitas circunstancias, me ha parecido ponerle aquí. Es- tando doña Paula Gonzalez, vecina de Villafranca, con dolores de parto y en mucho peligro, envió á un criado al convento de la Anunciada, para que la encomendasen á Dios. Respondió la tornera, Sor Isabel Teresa de S. Diego, religiosa de singular vir- tud, que no temiese, que pariria una niña sin ries- go alguno. Fuése el criado y volvió poco despues, diciendo, que su ama estaba ya fuera de peligro y que habia parido un niño muy hermoso. Zú me engañas (replicó la tornera) no es niño, sino niña; y se ha de llamar Clara; y ha de ser monja en este convento. Aturdido el criado contó lo referido y vie- ron que era niña. La pusieron Clara de Cancela- da; y siendo ya de edad suficiente, la llevaron sus padres al convento de Bernardas de S. Miguel de las Dueñas, para que se criase bajo la direccion de una religiosa; y aficionándose al instituto, de- terminó tomar el santo hábito; pero estando todo preparado, se descompuso; y sacándola sus padres, la trajeron á Villafranca; pero con tal aversion á ser religiosa de la Anunciada, que aun pasar por junto al convento no queria, ni aun mirarle. Dióse á las vanidades del siglo; y viéndola inclinada al matrimonio, intentaron casarla con un caballero; y estando todo dispuesto, se desvaneció. Llevá- ronla á Astorga al convento de Franciscas de Sancti Spiritus, donde estuvo de secular; y ha-