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- MÍ rian para acreditar su vida prodigiosa, no su muerte santa; porque la humana fragilidad es tanta, que suele desbaratar en un momento los trabajos y glorias de muchos años sin que sea tan cierta la proporcion entre el vivir y morir, que no haya- mos visto morir mal al que habia vivido bien; aunque al contrario, pocas veces se vé morir bien, al que siempre vivió mal. Por esta razon nuestra madre la santa Iglesia para beatificar á alguno, no tanto busca milagros hechos en vida, como obrados despues de su muerte, que testifiquen su feliz tránsitoy que está en la gloria. Y en fin, si- guiendo el método de todos los que han escrito vidas de santos, como San Gregorio, San Isidoro, Beda y otros, referiremos, no todos sino algunos de los muchos milagros que ha obrado el varon santo en Villafranca del Bierzo, pues no es justo privar á los devotos y bien intencionados de lec- cion tan útil y provechosa en que hallan sus almas mucha suavidad y consuelo, con que se aficionan no solo al santo, sino á ser santos. Digan los incré- dulos lo que quieran, pues de sus dichos hemos de hacer poco caso. . | 3. En varios tiempos se han formado procesos en Villafranca del Bierzo por autóridad apostólica y ordinaria sobre el culto y milagros del beato Lo- renzo de Brindis: los primeros fueron el año de 1630, los segundos el de 1677 y los últimos el año de 1724. De estos procesos hay copias auténticas en el archivo de esta santa provincia de Castilla, de donde sacaremos lo que dijéremos en este capí- tulo, sin citar el año ni fólio, por no confundir al

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