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== ría, se vistió, comió muy bien y salió de casa á sus diligencias; pero antes quiso cumplir su palabra y fué á visitar al médico, el que quedó pasmado de lo que vela. 9. Hallábase en Munich de Baviera el padre Fr. Juan María de Monteforte, compañero que fué del beato Lorenzo y de quien hemos hablado va- rias veces. Acometióle de repente un intensísimo dolor de cabeza, que duró muchos dias, á que se llegó el salir por la nariz un pedazo de carne, que los facultativos llaman p¿0lipo, cuya cura- cion es arriesgadísima. Juntáronse los mejores cirujanos por órden del duque de Baviera, que estimaba al padre y determinaron hacer la opera- cion de cortarla, aunque con mucho peligro y para esto señalaron el dia siguiente. Pasó la noche el doliente acordándose de su santo compañero y pi- diéndole con mucha instancia, le sacase bien de aquel peligro: echó en un vaso de agua un poco de lienzo, que habia servido al varon santo en el al- tar; y habiéndolo bebido, se quedó dormido y des- perto pueno y sano. 10. En un convento de monjas clarisas de la ciudad de Agnone en la provincia del Abru- zo, guardan como especialísima reliquia un man- to del beato Lorenzo con tal virtud, que apli- cado al enfermo, si no suda luego, muere sin remedio; pero si suda, infaliblemente sana. Es tan notorio este prodigio, que no hay quien lo ignore, como que se está experimentando todos los dias dentro y fuera del convento. Dos solos ca- sos referiremos modernos, que comprueban esta 29