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¿E a 4. Una esclava de Baldina, napolitana , por nombre Lucrecia, padeciendo en la garganta una apostema , y con ella un impedimento total de poder comer y beber, iba caminando presurosa al sepulcro. Aplicóle su ama un pedazo de lienzo, que habia servido en la Misa, para recojer las lá- grimas, y al punto, como si fuera una sutil lance- ta, abrió sin dolor alguno la apostema y saliendo una porcion grande de materias corrompidas, que- dóla esclava libre y sin fatiga alguna, con que sanó brevemente. 5. Andrea Rispoli, niña de tierna edad, se ha- llaba en Nápoles tan impedida de piés y manos, que ni aun arrastrando podia ir de un lugar á otro. Lastimados los padres de aquella infeliz niña, la encomendaron con mucha fé al beato Lorenzo; y aplicando á la enferma uno de los lienzos ó pa- ñuelos referidos, quedó sana y buena. 6. Juan Bautista de Nigris, noble veneciano, se hallaba desauciado de los médicos de una pul- monía mortal; pero acordándose el enfermo que tenia un pedacito del hábito del beato Lorenzo, le echó en agua y bebiéndola con mucha fé, cobró salud y se puso bueno con asombro de los médicos y de todos los asistentes, que pensaban se moria sin remedio. Concibió el enfermo por esta expe- riencia tal veneracion á esta reliquia, que nunca la quiso apartar de sí, buscando en ella con mayor seguridad el alivio de sus males todos, que los troyanos en su Paladio. 7. Juan Bautista Eustoquio se hallaba ya reci- bidos todos los santos Sacramentos y tan á las

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