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> BAS cu invocó al siervo de Dios con muchas veras y apa= reciéndosela como estaba en el mundo la dijo: Ze vántate y dá gracias ú Dios, que ya estás buena. Hízolo así,. levantóse dando gritos y diciendo: Mi- lagro, milagro, el padre Brindis me ha sanado. Era media noche y aturdidas las religiosas, se levanta- ron y viéndola buena y sana, dieron graciasá Dios; y preguntándola las señas del padre Brindis, las cotejaron con su estampa y vieron eran las mismas que decia la religiosa y con este prodigio se exten- dió mucho la devocion en aquel santo convento. -T. Omitimos otras muchas apariciones del ya= ron santo, como las que hizo el Sr. Felipe MI, como queda dicho en el capítulo antecedente núm. 11 y - las que hizo en Villafranca en el convento de la Anunciada y veremos despues (1). CAPITULO XXIV. Milagros que obró el beato Lorenzo de Brindis Pn de su muerte. 1. La sensible pérdida que incurrió la Europa * y casi todo el mundo y mucho mas nuestra reli- gion en la muerte del beato Lorenzo, se reparó en los beneficios y gracias, que por su intercesion consiguieron los que se valieron de ella; y así le po- demos no sin proporcion, comparar aquel excelso o que vió Nabuco en la profecía de Daniel (2). (1) Cap. 26. n. 18. (2 Daniel, 4.9.
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