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«dad y penitencia, y que pide un espíritn gigante. «Yo los tengo muy tratados, y me he hecho cargo «de su vida, y cada dia me causa mas admiracion «y asombro. Ahora me alegro que entreis con al- «gun conocimiento de su profesion y vida, pues «ya habeis estado algun tiempo entre ellos. Yo es- «pero que el Señor, que os ha llamado á una reli- «gion de santos, os asistirá con su gracia, y sereis «un santo (1). Id, pues, con la bendicion de Dios «y con la mia, y su magestad os llene de abundan- «tísimas gracias y os haga muy suyo. Solo os pi- «do que os acordeis de mí en vuestras oraciones «y ejercicios, para que pueda cumplir con las «obligaciones de mi estado.» Díjole otras muchas cosas, y dándole aquellos documentos saludables, que son propios de un Eclesiástico tan docto y santo, como era su tio; habiendo dispuesto sus co- sas, se despidió entre mil ternuras, y tomó su ca- mino para Verona. | 6. ¡Cuál seria la alegría espiritual del bendito jóven, al verse ya próximo al logro de sus deseos! Mientras mas se acercaba á Verona, mas se au- mentaban sus ansias, mas crecian sus deseos. Ca- da jornada era un siglo, que retardaba el cumpli- miento de su vocacion. Descubrió en fin las torres altas de aquella noble y antigua ciudad de refu- gio; ó la Jerusalen triunfante; levantando los ojos al cielo, cantó luego con melodía dulce el 7e Deum laudamus; y volviendo su corazon á María Santísi- ma, á quien habia escogido por patrona, la saludó 1 Segun la virtud y santidad con que resplandecia este ve- nerable sacerdote, se atribuye esto á profecía.

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