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o «muchas jornadas: ahora me valgo de vuestro pa- «lrocinio y os pido por la gran devocion que tu- «viste á María Santísima, me quiteis esta sed,y «si me conviene, dadme entera salud. En medio «de mi fatiga (continúa) me quedé un poco trans- «portado y ví al siervo de Dios como andaba en «esta vida; y aplicándome á mis lábios una ampo- «Ma de agua muy cristalina y fria. diciendo: Hijo, «bebe; me parece que bebí de ello con mucho con- «suelo y dispertando con una grande alegría, me «hallé sano y bueno.» 4. En el año de 1625 Juan Bautista Mongo, no- ble milanés, se hallaba con todos los Sacramentos, esperando la última hora. Era su mujer muy de- vola del varon santo; y poniendo una estampa suya sobre la cabeza del enfermo, puesta de rodillas, rogaba con muchas lágrimas por la salud de su marido, y de allí á poco vió el enfermo sobre la cama una hermosa y resplandeciente nubecilla y encima al beato Lorenzo; y parándose sobre el en- fermo, fué este recobrando poco á poco sus senti- dos y volviendo en sí como de un profundo sueño, vió las lágrimas de su mujer, oyó sus ruegos, y lo- mando la estampa en las manos, dijo: Este es, este es el que ha venido d terme y me ha puesto bueno; y asi se verificó, pues de allí á poco se levantó de la cama sano y robusto (1). 5. Otro caso semejante á este sucedió en Vene- cia. Estaba ya agonizando y con todos los Sacra- mentos Eugenia Multi: tenia esta señora un hijo (D) Proc. de Milan fol. le.

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