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a As tentacion. Pondremos sus palabras, como están en los procesos (1): «Yo (dice) he conocido al P. Fray «Lorenzo de Brindis ya ha muchos años en Vene- . «cia, siendo Guardian; y tambien le traté y con o- «cí en Baviera y en otras partes; y por haber visto «en él una vida santísima y ejemplar, me enco- «mendé á su intercesion en una molestísima ten- «tacion, que por muchos años he padecido, de que «estaba condenado al infierno. Hallándome yo un «dia de rodillas delante del Santísimo Sacramento «muy afligido de la tentacion, invoqué muy de «veras al varon santo, y luego le ví á mi lado; y «postrado á sus piés le dije: ¡Oh Padre! ¿Estais en «el cielo? Y él me respondió: Si, hijo. Y yo le re- «pliqué: ¿Qué será de mí, Padre mio, que me pare- «ce estoy ya condenado para siempre? No, hijo, me «respondió: no dudes de tu salvacion, no dudes, y «repitiendo estas palabras hasta tres veces, se des- «apareció, dejándome muy consolado, y con una «alegría grande espiritual.» | 3. Estando enfermo de hidropesía en la ciu- dad de Vicenza Fray Felipe de Custodia, compa- ñero, que habia sido algunos años del varon santo, en una ocasion que se hallaba sumamente afli- gido de la sed y fatigado del humor hidrópico, - acudió al patrocinio del beato Lorenzo y dijo es- tas palabras (2), segun consta de los procesos: «¡Oh amado padre Brindis! bien sabeis, que os «he servido en esta vida y os he acompañado en ¡D Suma fol. 338, (Y Proc. de Vicencia fol. 32,

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