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pu PR de notar que despues de una série rara de sucesos; despues de haber viajado nuestro Lorenzo por tan- tas regiones y provincias de la Europa, haya venido su sagrado cuerpo á descansar en España; y á la ver- dad en esto se acredita, que hasta despues de muer- to, fué fidelísimo vasallo del rey de España. Nació el siervo de Dios en Brindis, vasallo del rey católi- eo por ser Estados de la corona: murió en Lisboa, dominios que tambien eran del rey de España; pero no quiso el varon santo quedarse ni en Brindis, ni en Lisboa, porque sabia que Calabria donde nació y Portugal donde murió, se habian de separar des- pues'de la corona de España; y asi quiso venirse á Castilla, para dar á entender que aun despues de muerto, queria ser vasallo fiel del rey católico de las Españas. Tengan, pues, sagrada envidia á los españoles los demás reinos y naciones, por tener consigo tan apreciables reliquias. Tambien los de- más capuchinos de la Orden pueden tener envidia á esta santa provincia de Castilla, por tener en ella tan sagradas reliquias; pero se puede responder que ningun reino tiene tanto derecho como Espa- ña, por haber nacido bajo de su dominio; ni ningu- na provincia de la Orden puede alegar mayor de- recho que la de la Encarnacion de Castilla, por haber sido su fundador y padre. Pero si acá tene- mos el sagrado cuerpo del beato Lorenzo, su patro- cinio y amparo se extiende á los demás reinos, na- ciones y provincias; pues como bizarro español, franquea liberalmente sus favores á todos, sin ex- ceptuar á alguno, como veremos tratando de los milagros despues de muerto y de las apariciones que vamos á referir.