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Y 13. Volvamos ya á los compañeros del siervo de pios Fr. Juan María de Monteforte y Fr. Gerónimo de Casalbono. Despues que se hubieron despe- dido de su gran bienhechor el excelentísimo señor D. Pedro de Toledo, se pusieron en camino para Villafranca del Bierzo á pié y sin mas provision, que la que acompaña siempre á todos los capu- chinos, que es la divina providencia. Fiados de esta, llegaron á Villafranca y encaminándose á la iglesia de la Anunciada, hallaron el sepulcro de su bendito Padre adornado. con unos dísticos, que en alabanza suya habia compuesto el Reve- rendo Padre Fr. Sebastian de la Parra, monge Bernardo del real Monasterio de Carracedo. Le- yeron el epitafio sepulcral, que le habian puesto, ydecia así: «Yace en esta urna sepultado el sier- «vo de Dios y venerable Padre Fr. Lorenzo de «Brindis, capuchino. Fué General de su religion, «martillo de los herejes, confusion de los infieles «y enemigos de la Iglesia: de raras y excelentes «virtudes, insigne en vida y en muerte por prodi- «gios y milagros, Murió en Lisboa á 22 de Julio del «año de 1619, y á los sesenta y dos de su edad, en «casa del excelentísimo señor D. Pedro de Toledo, «marqués de Villafranca, y su” excelencia, envió «su cuerpo á este convento y se puso en esta urna «á 10 de Agosto de 1619.» Vierón tambien algunos votos, que pendian de las paredes, testigos y pre- goneros públicos, de los prodigios que habia obrado. Oyeron las maravillas de la luz, que se habia aparecido: la campana, que se habia tocado, con otros mil prodigios que habia obrado: to-

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